Madurez psicoemocional a través del asana
Sentir el cuerpo inmóvil,
con concentración en la asana, es la vía de acceso a los elementos
emocionales constitutivos del ser auténtico, sin miedos, rechazos, ni
defensas psicológicas de ningún tipo. Es por consiguiente estar abierto a
la Vida en el conjunto de sus manifestaciones emocionales-vivenciales.
Cada
asana contiene en su propia realización la expresión plena de la
plenitud de la Vida sentida, asumida, e integrada; sin frenos ni
debilidades internas ante su compleja manifestación.
Sentir lo que se
siente en las posturas de Yoga, es fortalecer el propio yo, que sin
temor de ningún tipo se siente capaz de enfrentar la Vida en toda su
manifestación amplia y rotunda hasta su definitiva extinción en la
Muerte.
Igualmente
pueden entenderse estas zonas corporales citadas, como las que
representan
EL SER DE LA PERSONA PARA SÍ MISMA, en la parte anterior del
cuerpo;
Y EL SER DE LA PERSONA PARA EL MUNDO, en la parte posterior del
cuerpo.
Nuestros
músculos contienen y expresan nuestras emociones más íntimas. Tal como
sintamos nuestro mundo emocional de fluido o estancado, así sentiremos
nuestros músculos de relajados o tensos.
Es
por eso que llamamos a la estructura muscular de nuestro organismo como
"coraza muscular", que sirve para defendernos del propio mundo
emocional bloqueado, rechazado, y no asumido plenamente, manifestando
así su soporte y expresión del propio yo, o por el contrario sirviendo
de muralla y parapeto al mundo emocional íntimo que se mantiene
inconsciente y oculto al sentir vivencial de la persona.
Una
vez que estamos inmóvil en el asana, sintiendo las sensaciones que
emana el cuerpo, nos conectamos directamente con nuestros núcleos
emocionales profundos y desconocidos de nuestro sentir.
También
al mantener el asana, con la inmovilidad y concentración adecuada,
condiciona una modificación psicológica en nuestro sentir y en percibir
de manera distinta la vida cotidiana.
Cuando estamos en silencio,
realizando inhabituales posturas físicas, estamos poniendo condiciones
psicológicas para acomodarnos a situaciones inhabituales psicológicas en
la vida cotidiana, evitando así tener que evitar de manera compulsiva
esas situaciones.
Así pues estamos en silencio, aceptando lo que
sentimos físicamente, sin rechazarlo ni negarlo, estamos poniendo los
cimientos para percibir nuestro mundo emocional y psíquico sin tener que
rechazarlo ni reprimirlo.
Hay
que explorar el conjunto de sensaciones musculares-sensoriales al
realizar las asanas y descubrir los factores emocionales personales que
expresan.
A través de las asanas movilizamos nuestro campo emocional.
Según
la Bionergética de Alexander Lowen toda la parte anterior del cuerpo
(tórax y abdomen) expresa y representa la parte débil, sensible,
emocionalmente blanda de la persona; sus componentes de inseguridad,
incapacidad, necesidad emocional afectiva, y sensibilidad sentida como
carencia y falta.
La
parte posterior del cuerpo (espalda y zona lumbar) expresa y representa
la parte fuerte de la persona, la que manifiesta su capacidad de empuje
y lucha en la vida para buscar satisfacer su propio deseo. Es la parte
que manifiesta la capacidad de enfrentar el mundo sin temor, la que nos
lleva hacia el afuera de la existencia y de los demás seres humanos.
Las
asanas de flexión posterior (flexión hacia atrás) de la columna
implican el estiramiento y apertura de la parte anterior del cuerpo. Los
asanas de flexión anterior de la columna (flexión hacia adelante)
estiran y abren la parte posterior del cuerpo.
Cuando
la persona presenta un mal manejo interno del conjunto de sus emociones
blandas y débiles; puede manifestar una DIFICULTAD en la apertura y
estiramiento de la parte anterior del cuerpo (flexiones hacia atrás), ya
que la persona se siente especialmente vulnerable en dichos componentes
emocionales; que siente debe de resguardar y defender dentro de sí
misma, sin exponerla a aperturas ni estiramientos que puedan dañar
aquello que íntimamente no maneja, sino que le asusta y debilita. Por
sentir esta zona débil e insegura debe defenderla y resguardarla, en
lugar de estirarla, abrirla y exponerla a riesgos que puedan generar
dolor y malestar.
Cuando
la persona presenta un mal manejo de sus componentes emocionales de
lucha y esfuerzo por satisfacer su deseo, o por enfrentar la realidad
de la existencia y la dureza del mundo; se puede manifestar una clara
dificultad en el estiramiento de la parte posterior del cuerpo
(flexiones hacia adelante), que la persona siente agarrotada y sin flujo
energético libre que permita su apertura y exposición sin riesgos.
La
poca fuerza que el yo tiene para enfrentar la existencia con seguridad o
garra, para poder luchar por su ser en el mundo, estructura una
contracción continua y dificilmente superable en toda la parte posterior
del cuerpo, que se manifiesta claramente en la dificultad del
estiramiento de los músculos dorsales y lumbares.
Los asanas de flexión
hacia adelante se verán en esta circunstancia claramente dificultados en
su realización, al no poder fácilmente la persona abrir su zona más
insegura o temida.
Si
la persona siente su ser emocional para sí misma y para el mundo sin
miedo ni temores debilitadores que lo agarroten e impidan su apertura y
estiramiento, el practicante no encontrará dificultades en realizar las
flexiones posteriores (hacia atrás) y anteriores (hacia adelante) de la
columna vertebral respectivamente, por sentir que no arriesga nada ni
corre peligros abriendo y estirando cada zona respectiva (anterior y
posterior).
El
ser de la persona para sí misma implica la forma en que cada uno se
vive a sí mismo íntimamente, en sus propios componentes emocionales
personales; es decir, en su saberse tranquilo y satisfecho, o por el
contrario ansioso y desasosegado, en su ser más íntimo.
El
ser de la persona para el mundo implica el aspecto en que cada uno se
vive en su relación con el afuera, con el mundo en general y con los
demás seres humanos en particular.
Es la manifestación de su ser para
los otros, de su ser social de intercambio y representación.
El
pleno bienestar surge de la correcta vivencia de satisfacción sentida
entre los dos componentes del ser en sí y del ser para el mundo. Lo que
uno es en sí mismo, se refleja y manifiesta en lo que uno es para los
otros, y a la inversa.
Junto
a estas zonas corporales amplias ya citadas, que manifiestan y
representan aspectos emocionales globales del individuo; se pueden
estudiar también durante la realización de los distintos asanas, una
serie de grupos musculares referidos a las diferentes zonas de la
columna vertebral, según presenten bloqueos o rigideces musculares, o
por el contrario no expresen tensiones musculares al someterlas a
estiramientos con los distintos asanas.
Extracto de "La energía liberadora"
(Conquista de la madurez psicoemocional a traves del Yoga y la Meditación)
Dr. Miguel Fraile
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